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Rehabilitación de viviendas. Cocina y Lavadero

La rehabilitación de viviendas es aquella acción constructiva o edificatoria que se realiza para mejorar algunas de las condiciones siguientes: de habitabilidad de la vivienda, de seguridad estructural y constructiva, de protección contra la presencia de agua y humedades, de sus instalaciones, de la accesibilidad, de su eficiencia energética, de sus condiciones de iluminación natural y ventilación interior, de las dimensiones de los espacios interiores, entre otras. Estas acciones se pueden realizar tanto en el interior de las viviendas como en las zonas comunes de los edificios residenciales.

Podemos distinguir los siguientes grupos en la rehabilitación de una vivienda:
  • Generalidades
  • Ahorro de energía
  • Accesibilidad
  • Conservación
  • Confort acústico
  • Calidad del aire
  • Sostenibilidad
  • Funcionalidad

En los próximos días desde el blog de Isidro Moleón analizaremos estos grupos.

GENERALIDADES. Cocina y lavadero

Se entiende por cocina el espacio en el que se preparan, almacenan y conservan los alimentos, y se realiza la limpieza de los utensilios empleados.

Se entiende por lavadero el espacio para la limpieza de las cosas, que permite la limpieza, secado y mantenimiento de la ropa de vestido, así como de los enseres y elementos contenidos en el espacio habitable. Habitualmente se sitúa en la cocina o en un recinto anexo a ésta, pero también puede ubicarse en el baño o aseo.

En el caso de recinto cerrado, las cocinas deben disponer de huecos acristalados al exterior para su iluminación. La normativa establece la superficie de los huecos de iluminación en un porcentaje, según la profundidad del recinto y la situación de la ventana. Ésta puede recaer al exterior, o a patios de diámetro mínimo 3 m en viviendas plurifamiliares, y 2 m en unifamiliares, y diámetro 0,20 x H siendo H la altura del patio. Es aconsejable que la iluminación natural de la cocina sea abundante, ya que es uno de los recintos de la vivienda que más luz requiere; de esta forma se reducirá el consumo de la iluminación artificial, con el consecuente ahorro energético.

Debemos prestar especial atención en puertas vidriadas, ya que existe riesgo de impacto. Éstas deben estar constituidas por vidrios que resistan sin rotura los impactos o rompan de forma segura.

Como partes integrantes de la cocina y el lavadero, se incluyen los revestimientos, los espacios, el equipamiento, la fontanería, el equipamiento eléctrico y el equipamiento de ventilación. La durabilidad y mantenimiento del equipamiento de la cocina, incluidos los revestimientos, es un aspecto más a considerar en su elección.

Revestimientos

Para garantizar las condiciones de salubridad y una adecuada durabilidad de los revestimientos, las características fundamentales son:
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  • Las cocinas y lavaderos irán revestidos con material lavable e impermeable hasta una altura mínima de 2,00 m. El revestimiento en el área de cocción será además incombustible.
  • En las cocinas integradas en un recinto donde además se desarrollen otras funciones (estar-comedor), se deben revestir los paramentos en contacto con el mobiliario o equipo específicos de cocina con material lavable e impermeable hasta una altura mínima de 2,00 m, y en el área de cocción el material será además incombustible.
  • En general, el acabado de la superficie de cualquier elemento que esté situado a menos de 30 cm de los límites del espacio de almacenamiento de residuos ordinarios debe ser impermeable y fácilmente lavable.
  • Para un mejor aprovechamiento de la iluminación, es recomendable el uso de colores claros en paredes y techos.

Los revestimientos más habituales en cocinas y lavaderos son los revestimientos discontinuos (baldosas, azulejos) cerámicos y pétreos.

En el caso de alicatados cerámicos en paramentos, es aconsejable que tengan acabado esmaltado, tal como los azulejos, el gres esmaltado, etc... Las baldosas cerámicas de suelos también deben tener una baja absorción de agua; por ejemplo, las baldosas de barro cocido pueden necesitar un tratamiento superficial para aportar resistencia a las manchas, a productos de limpieza e impermeabilidad.

Las piezas de piedra utilizadas en acabados de recintos húmedos han de tener una absorción de agua inferior al 0,5 % y el material debe ser resistente a agresiones químicas y manchas, tales como los materiales silíceos. En el resto de materiales es conveniente aplicar tratamientos de superficie que les confieran estas propiedades; por ejemplo el pulido reduce la porosidad de la piedra y proporciona mayor resistencia al ataque de agentes externos.

En los revestimientos discontinuos es importante el correcto rejuntado, ya que su buen estado evita la penetración del agua. En relación a los productos de rejuntado son más adecuados los de resinas reactivas por su resistencia a la abrasión, a los productos químicos y a la humedad.

Para aumentar la durabilidad y adherencia de la pintura en zonas húmedas, hay que considerar que las bacterias y hongos causados por la humedad actúan particularmente en pinturas diluibles con agua; por el contrario, esto no se produce en pinturas líquidas de base solvente orgánico. No obstante, las pinturas de base acuosa emiten menos contaminantes que estas últimas.

Finalmente, existe una variada gama de revestimientos decorativos continuos de paramentos, tales como los papeles pintados vinílicos, siendo importante que sean lavables y que el adhesivo con el que se sujeten al paramento sea imputrescible e inalterable al agua. Asimismo, hay gran variedad de materiales flexibles para suelos, pero no es conveniente colocar pavimentos de moqueta, linóleo o PVC en locales húmedos, ni pavimentos de goma en locales donde se manejen aceites y grasas.

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